jueves, 15 de noviembre de 2012

El día del Señor. Ezequiel 30

Siempre que escuchamos del día del señor, del día de Jehová, lo atribuimos a un día de juicio, un día de castigo al final de los tiempos, el no saber exactamente a que día se refiere, o cuando será el momento hace que muchos vivan una vida relajada, de acuerdo a su propia conveniencia, otros se amargan tanto por ese día que no pueden vivir como Dios quiere, se la pasan la vida tratando de encontrar explicaciones que en nada le ayudan y no disfrutan de las bendiciones de nuestro Dios.

Dios le habla a Ezequiel acerca de lo que sería el día del señor. V1-3 “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 30: 2 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Lamentad: ¡Ay de aquel día!  30:3 Porque cerca está el día, cerca está el día de Jehová; día de nublado, día de castigo de las naciones será.
La frase “el día del Señor” es usada diecinueve veces en el Antiguo Testamento (Isaías 2:12; 13:6, 9: Ezequiel 13:5, 30:3; Joel 1:15, 2:1, 11, 31, 3:14; Amos 5:18, 20; Abdías 15; Sofonías 1:7, 14; Zacarías 14:1; Malaquías 4:5) y cuatro veces en el Nuevo Testamento (Hechos 2:20; 2 Tesalonicenses 2:2; 2 Pedro 3:10). También es aludido en otros pasajes (Apocalipsis 6:17; 16:14).
Dios siempre nos menciona del tiempo del fin para llevarnos al arrepentimiento, a la preparación personal. Un padre de familia cuando quiere que sus hijos caminen de manera recta siempre les advierte. ¡Va a llegar el día en que me voy a cansar! No se refiere a un día en especial, pero si les está dando la oportunidad para que se corrijan, y de esta forma se eviten el castigo.
Dios dice que nadie sabe cuándo será el tiempo del fin. Mateo 24: 36 “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” 1 Tesalonicenses 5: 1-2 “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.
5:2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;
Que podemos hacer para ese día:
1. Estar  alerta en oración. Mateo 24: 42 “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
2. Estar preparados para cualquier momento. Mateo 24: 44 “Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
3. Ser útil en la obra de salvación a través de evangelizar. Mateo 24: 45-46 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? 
24:46
 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
4. Tener una forma de vida correcta. Hoy hay muchos que quieren ser los grandes investigadores bíblicos, pero solo se quedan en la teoría, ya que su vida muchas veces es un desastre. Mateo 24: 48-51 “Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;  24:49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, 
24:50 
vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, 
24:51
 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.
En el día del señor de nada sirve la ayuda humana y el poderío humano. Ezequiel 30: 6 “Así ha dicho Jehová: También caerán los que sostienen a Egipto, y la altivez de su poderío caerá; desde Migdol hasta Sevene caerán en él a filo de espada, dice Jehová el Señor.
Dios nos advierte para que en ese día no estemos confiados, pensando que en que nunca será. V 9 “En aquel tiempo saldrán mensajeros de delante de mí en naves, para espantar a Etiopía la confiada, y tendrán espanto como en el día de Egipto; porque he aquí viene.
El no estar preparados para el día del señor puede traer nuestra destrucción. V 12 “Y secaré los ríos, y entregaré la tierra en manos de malos, y por mano de extranjeros destruiré la tierra y cuanto en ella hay. Yo Jehová he hablado.
Si no entiendes las señales del fin, si te es imposible entender lo que dice apocalipsis, no te preocupes, Dios al final no te va a tomar una lección de teología.
Mañana puede ser el día del señor, vive hoy como si fuera el último, da lo mejor de ti, cumple con lo que nos demanda la palabra de Dios y serás feliz con tu familia y todos los demás.



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