sábado, 17 de noviembre de 2012

El pecado nos esclaviza el arrepentimiento nos libera. Ezequiel 39.


El ser humano no está condenado a pecar, el pecar o no pecar es una decisión que debe tomar el hombre para esto Dios nos capacito. Génesis 4:7 “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.
Dios nos ha dado el poder de enseñorearnos del pecado, es decir nosotros lo podemos dominar.
Satanás no puede obligarnos a pecar, el lo único que hace es tentarnos, la decisión es nuestra.

Dios no quiere destruir a su pueblo, es la consecuencia del pecado lo que lo lleva a su destrucción y la esclavitud. Ezequiel 39: 23 “Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue llevada cautiva por su pecado, por cuanto se rebelaron contra mí, y yo escondí de ellos mi rostro, y los entregué en manos de sus enemigos, y cayeron todos a espada.
El pecado tiene el efecto de las arenas movedizas, una vez que entras te empiezan a absorber y entre mas luchas por salir más te hundes es decir te hace su esclavo. Juan 8: 34 “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
El pecado nos aleja de Dios. Ezequiel 39: 24 “Conforme a su inmundicia y conforme a sus rebeliones hice con ellos, y de ellos escondí mi rostro.” cuando un cristiano se aleja de Dios queda desamparado y por lo tanto se convierte en presa fácil del enemigo que anda como león rugiente buscando a quien devorar.
Lo ideal seria no acercarnos al pecado para no convertirnos en su esclavo, pero si por alguna razón hemos caído, a través del arrepentimiento verdadero nos podemos acercar otra vez a Dios y el nos libera. Ezequiel 39: 25 “Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por mi santo nombre.
Solo a través de Jesucristo podemos romper toda cadena de esclavitud con el pecado. Juan 8: 36 “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Cuando salimos del pecado en nuestras fuerzas podemos lograrlo solo por un corto tiempo, solo con la ayuda del espíritu de Dios podemos lograrlo por siempre. Ezequiel 39: 29 “Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor.
El espíritu santo es el que nos esta recordando que cosa podemos hacer y qué cosas no debemos hacer. Juan 14: 26 “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.



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